Laocoonte, sacerdote de Apolo, intento de disuadir los troyanos de llevar el caballo de madera, dejado en la playa por los Achei, en la ciudad de Troya; en aquel momento Atena, que protegía los grecos, para castigar el sacerdote y de impedir de convencer sus conciudadanos a traer el caballo, ella ordeno a dos monstruos marinos ( exactamente dos serpientes gigante) que se aventaron sobre el hombre y sus hijos, matándolos. Asustados por lo que paso, los troyanos, que pensaron que fue una punición divina para Laocoonte, llevaron dentro la ciudad de Troya el caballo provocando así la destrucción de sus amada patria.  Es posibles admirar esta obra de arte en los Museo Vaticanos, en el jardín octagonal de estos famosísimos museos, jardín proyectado expresamente por Donato Bramante, donde fue colocada, inmediatamente después su descubrimiento. La estatua se quedo en aquel lugar, excepto por el breve periodo en el que Napoleone Bonaparte la llevo al Louvre de Paris (desde 1798 al 1815). Singular es la historia de su ‘descubrimiento’. Fue descubierta el 14 de enero 1506 después muchos excavación en la zona del Colle Oppio, sobre la Domus Aurea; a estas excavación fueron presente también Michelangelo y Giuliano de Sangallo (el arquitecto predilecto de Lorenzo el Magnifico) y proprio este ultimo que hizo la identificación de la escultura , que ‘afloraba’ del suelo. El arquitecto de Firenze, de hecho, había leído una obra del escritor y naturalista romano Plinio il Vecchio en la que describía muy precisamente esta escultura que había admirado en la residencia del futuro emperador Tito que tenia su lujosa casa sobre el conocido Colle Oppio. Lo que llama a la atención de este grupo de esculturas de mármol es la potencia expresiva del sacerdote troyano. El sacerdote se retuerce en manera enfadada casi perdiendo la estabilidad, su debatirse desesperadamente y se lanza hacia arriba (llega alrededor de 2,5 metros de altura) intentado de liberarse de la mordida mortal. Su musculatura mientras intenta de liberarse dona a la escultura un notable dramatismo emotivo y acaban de traducir en piedra el sufrimiento físico y psicológico de un hombre próximo a la fin. En el rostro de Laocoonte podemos ver el esfuerzo extremo de quien intenta, en vano, de huir a la muerte y la desesperación de quien no acaba de salvar sus hijos de la inminente muerte. Obra dramática y emocionante que captura la atención de muchísimos turistas que cada día llegan a los museos Vaticanos, la obra representa, sin duda, una de las estatuas más admirada y fotografiada de Roma. Obra de arte romana inmortal, tuvo desde su descubierta muchísima notoriedad. Si pensamos que influenció no solo el arte del Renacimiento italiano pero también el del periodo barroco y que su fama llego hasta toda Europa. Es interesante el hecho que la monarquía francesa intentó de adueñarse de esta obra durante el papato de Clemente VII, intento que pero falló de hecho el rey se contento de una calco que fue obtenido por una copia en bronce. Sin embargo el tormento y el movimiento desesperado del Laocoonte han encantado y inspirado muchos artistas como Michelangelo, Tiziano y después, Bernini. Así como muchos intelectuales, en el curso de los siglos, dedicaron un poco de sus estudios a esta increíble obra, uno fue Goethe, el escritor alemán, que en su obra ‘Sobre Laocoonte’, toma esta escultura como símbolo universal de la perfección artística.

Giuseppe Rosselli